Serrones Prietos (13-5-2012)
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SERRONES PRIETOS (1565 m )
En esta ocasión,
pretendíamos hacer parte de la crestería de los Sierros Prietos: Imponentes
dientes de sierra calizos al norte del pueblo de Nocedo de Curueño, que caen a
plomo sobre el antiguo y deteriorado balneario y ermita de las Caldas de
Nocedo.
La ruta comienza desde
el precioso pueblo de Montuerto, remontando el valle de Requejo, por el camino
que discurre a la derecha del arroyo Requejo.
Este valle se encuentra totalmente
rodeado de una sierra con forma de herradura. Sus extremos se precipitan sobre
el río Curueño, y en su centro se halla
el pico Prado Llano (1.723 m ),
ya ascendido en varias ocasiones por los Romeros.
Una vez llegamos al
refugio y al pilón, debemos cruzar el arroyo y coger un sendero que en una
tendida diagonal nos acerca a la Peña Cernadera. Este sendero lleva a las Caldas
de Nocedo y es imposible perderse porque algún bestia lo ha señalado con spray
rosa (en fin, parece que los hitos de piedra ya no están de moda).
La senda nos deposita en
unos pastos de alta montaña, entre las sierras calizas, un lugar curioso. Desde
aquí es fácil coger la cresta y avanzar en fáciles trepadas y destrepes, hasta
que poco a poco la cosa se complica llegando a zonas muy escarpadas, donde lo
aconsejable es bajar en pequeños rápeles hasta las zonas de más fácil tránsito.
Te puedes complicar lo
que quieras pero nosotros llevábamos una cuerda de solo 30 metros , con lo que
tras recorren unos 600
metros de la cresta, nos apeamos a la altura del paraje
Valdemanduga. Bajamos hacia la vertiente norte pues la sur, la que da a Nocedo,
está cubierta por un denso matorral de pequeñas encinas.
La bajada, por un
pedrero muy pindio, nos deja frente a una finca con casa rústica y piscina, que
en tiempos formaba parte del balneario de Caldas de Nocedo.
Desde allí cogemos el
camino paralelo al río, hasta Nocedo de Curueño donde debemos separarnos de la
orilla y dirigirnos al paraje Barracín. En una finca tras abandonar el pueblo
podemos ver unas curiosas esculturas hechas con aperos agrícolas metálicos:
arados, cadenas…muy integradas en el paisaje.
Continuamos hasta pasar
bajo la Peña de la Prendada , donde podemos
visitar los restos de una antigua fortificación, antes de bajar sin problemas
hasta Montuerto.
Las vistas desde la
cresta son impresionantes: es un paisaje precioso. Peña Valdorria, siempre frente
a nosotros intimida por su tamaño y cercania, al otro lado del río. La Peña Las Verdes, a un lado
del rio y Cueto Ancino al otro, parecen estrangular al Curueño. Más al norte el
Bodón también contribuye al incomparable marco.
No hace falta hacer el
cabra para disfrutar de esta ruta: una vez que llegamos a la zona de pastos de
montaña, cerca de la Peña Cernadera ,
bajamos por el camino más lógico que es siguiendo la zona de pastos y nos deja
en el mismo sitio, en las cercanías de la ermita de Caldas de Nocedo.
En una época magnífica
para visitar esta zona. ¡¡ANIMAROS!!
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